Lunes de Letras: Poemas para los docentes
En el «Mes de la Educación» para agradecer la gran labor que hacen los docentes día a día y dar a conocer la importancia de su trabajo, les dedicamos algunos poemas de famosos autores. Dediquemos un poco de literatura en prosa a aquellos educadores que han dejado huella en nuestras vidas.
“Dímelo y lo olvidaré. Enséñame y lo recordaré. Involúcrame y lo aprenderé”
dice una célebre frase de Benjamin Franklin.
«Gracias, maestro», de José Luis Perales (cantautor español; nació en 1945)
Ha compuesto más de 500 canciones, muchas de ellas dedicadas a temas sociales y humanos. En este poema, el autor le agradece al maestro por todo lo que le ha enseñado, y le confiesa que siempre lo recordará con cariño y respeto. El poema dice así:
Gracias, maestro, por enseñarme
a leer las letras y los números,
a escribir mi nombre y mis sueños,
a contar las estrellas y los granos de arena.
Gracias, maestro, por enseñarme
a pensar con mi propia cabeza,
a razonar con mi propio criterio,
a opinar con mi propia voz.
Gracias, maestro, por enseñarme
a respetar a los demás y a mí mismo,
a convivir con los diferentes y los iguales,
a colaborar con los cercanos y los lejanos.
Gracias, maestro, por enseñarme
a apreciar el valor de las cosas,
a disfrutar de la belleza de la naturaleza,
a cuidar de la salud de mi cuerpo.
Gracias, maestro, por enseñarme
a amar la música y la poesía,
a expresar mis sentimientos y emociones,
a crear mis propias historias y canciones.
Gracias, maestro, por enseñarme
a ser una persona libre y responsable,
a tener un proyecto de vida y de futuro,
a luchar por mis ideales y mis derechos.
Gracias, maestro, por todo lo que me has dado,
por todo lo que me has hecho crecer,
por todo lo que me has hecho ser.
Gracias, maestro, por ser mi maestro.
“Sarmiento”, de Jorge Luis Borges (1899 – 1986)
No lo abruman el mármol y la gloria.
Nuestra asidua retórica no lima
su áspera realidad. Las aclamadas
fechas de centenarios y de fastos
no hacen que este hombre solitario sea
menos que un hombre. No es un eco antiguo
que la cóncava fama multiplica
o, como éste o aquél, un blanco sin símbolo
que pueden manejar las dictaduras.
Es él. Es el testigo de la patria,
el que ve nuestra infamia y nuestra gloria,
la luz de Mayo y el horror de Rosas
y el otro horror y los secretos días
del minucioso porvenir. Es alguien
que sigue odiando, amando y combatiendo.
Sé que en aquellas albas de setiembre
que nadie olvidará y que nadie puede
contar, lo hemos sentido. Su obstinado
amor quiere salvarnos. Noche y día
camina entre los hombres, que le pagan
(porque no ha muerto) su jornal de injurias
o de veneraciones. Abstraído
en su larga visión como en un mágico
cristal que a un tiempo encierra las tres caras
del tiempo que es después, antes, ahora,
Sarmiento el soñador sigue soñándonos.
Recuerdo Infantil (V), de Antonio Machado (poeta español; 1875 – 1939)
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
«Una escuela tan grande como el mundo», de Gianni Rodari (1920 – 1980)
Hay una escuela grande como el mundo.
Allí enseñan maestros, profesores,
abogados, albañiles,
periódicos, televisores,
carteles callejeros,
el sol, los temporales, las estrellas.
Hay lecciones fáciles
y lecciones difíciles,
feas, bonitas y así.
Allí se aprende a hablar, a jugar,
a dormir, a despertarse,
a bienquerer e incluso
a enfadarse.
Hay exámenes a cada momento,
pero no hay suspensos:
nadie puede parar a los diez años,
a los quince, a los veinte,
ni descansar un solo instante.
De aprender no se acaba jamás,
y aquel que no sabe
es siempre más importante
que aquel que sabe ya.
Esta escuela abarca todo el mundo.
Abre los ojos:
tú también eres un alumno.
“Sin profes no hay”, de María Rosa Serdio (poeta española; nació en 1953)
Bajo la acacia en la sabana
sin un techo o con todos los detalles,
en pleno desierto, en el oasis,
en la alta trocha de los Andes,
en cualquier canal de oriente,
en la escuela más uniformada,
o en un pueblo a la espera de tenerla,
en la orilla del lago Tanganica,
bajo el sol del trópico,
en el norte más norte o
al sur más extremo…
Hay una escuela siempre que alguien
se siente en círculo con otros
a aprender y a enseñar
Sin círculo no hay palabra.
¡Sin maestros no hay escuela!
«Cuando vayan mal las cosas», de Rudyard Kipling (1865 – 1936)
Cuando vayan mal las cosas
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
solo cuestas que subir,
cuando tengas poco haber
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aun teniendo que llorar,
cuando ya el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes
¡pero nunca desistir!
Tras las sombras de la duda
ya plateadas, ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo
no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figúrate cuán cercano
pueda estar el bien que anhelas
y que juzgas tan lejano.
Lucha, pues por más que tengas
en la brega que sufrir,
cuando todo esté peor,
más debemos insistir.
Si en la lucha el destino te derriba,
si todo en tu camino es cuesta arriba,
si tu sonrisa es ansia satisfecha,
si hay faena excesiva y vil cosecha,
si a tu caudal se contraponen diques,
Date una tregua, ¡pero no claudiques!
“La maestra rural”, de Gabriela Mistral (poeta chilena; 1889 – 1957)
La Maestra era pura. «Los suaves hortelanos», decía,
«de este predio, que es predio de Jesús,
han de conservar puros los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos, para dar clara luz».
La Maestra era pobre. Su reino no es humano.
(Así en el doloroso sembrador de Israel).
Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano,
¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!
La Maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
tal sonrisa, la insigne flor de su santidad.
¡Dulce ser! En su río de mieles, caudaloso,
largamente abrevaba sus tigres el dolor.
Los hierros que le abrieron el pecho generoso,
¡más anchas le dejaron las cuencas del amor!
¡Oh, labriego, cuyo hijo de su labio aprendía
el himno y la plegaria, nunca viste el fulgor
del lucero cautivo que en sus carnes ardía:
pasaste sin besar su corazón en flor!
Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste
su nombre a un comentario brutal o baladí?
Cien veces la miraste, ninguna vez la viste
¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!
Pasó por él su fina, su delicada esteva,
abriendo surcos donde alojar perfección.
La albada de virtudes de que lento se nieva
es suya. Campesina, ¿no le pides perdón?
Daba sombra por una selva su encina hendida
el día en que la muerte la convidó a partir.
Pensando en que su madre la esperaba dormida,
a La de Ojos Profundos se dio sin resistir.
Y en su Dios se ha dormido, como un cojín de luna;
almohada de sus sienes, una constelación;
canta el Padre para ella sus canciones de cuna
¡y la paz llueve largo sobre su corazón!
Como un henchido vaso, traía el alma hecha
para volcar aljófares sobre la humanidad;
y era su vida humana la dilatada brecha
que suele abrirse el Padre para echar claridad.
Por eso aún el polvo de sus huesos sustenta
púrpura de rosales de violento llamear.
¡Y el cuidador de tumbas, como aroma, me cuenta, las
plantas del que huella sus huesos, al pasar!
«Luz de septiembre”, de Daniel Altamirano (poeta argentino; nació en 1945)
Lo imagino rodeado de palomas muy blancas,
caminando despacio, pensativo tal vez.
Con un libro en las manos, sereno y solitario,
jubilado y humilde, jubilado y humilde
como siempre lo fue.
A su lado, mi alma descifró tantos signos,
modulé, deletreando, la palabra deber.
Y crecí desde adentro hacia todos los rumbos,
y me fui por el mundo, y me fui por el mundo
con sus libros de fe.
«Maestro de maestros»; de Mario Benedetti (poeta uruguayo; 1920 – 2009)
Este poema es de Mario Benedetti, un escritor uruguayo que fue uno de los más destacados exponentes de la literatura latinoamericana del siglo XX, y que abordó en sus obras temas como el amor, la política, la sociedad y la educación.
En este poema, el autor le rinde un homenaje al maestro de maestros, que es el que forma a los futuros profesores, y le reconoce su labor y su trascendencia. El poema dice así:
Maestro de maestros, que enseñas
a enseñar con pasión y con arte,
que transmites el saber y el hacer,
que iluminas el camino y el destino.
Maestro de maestros, que formas
a formadores con rigor y con alma,
que inspiras el compromiso y la vocación,
que orientas el método y la práctica.
Maestro de maestros, que educas
a educadores con ética y con valores,
que promueves la reflexión y la innovación,
que estimulas la calidad y la excelencia.
Maestro de maestros, que eres
el maestro de los maestros,
el que multiplica el conocimiento,
el que siembra el futuro.
Maestro de maestros, que mereces
el reconocimiento y el aplauso,
el agradecimiento y el respeto,
el cariño y la admiración.
«Educar», de Gabriel Celaya (poeta madrileño; 1911 – 1991)
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca…
Hay que medir, pensar, equilibrar…
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño,
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que, cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.
«El profesor», de Pere Rovira
Aún encuentra brasas de belleza
en la mirada verde de una chica
o en el gesto impulsivo
del muchacho que busca en los poemas
la respuesta del cuerpo.
Se perderán, lo sabe,
y ha de hundirse el deseo de palabras,
el sueño generoso de otro amor,
en los pantanos del oficio sórdido.
Olvidarán la poesía,
que les regala el tiempo, corazones,
alegría, nobleza y sufrimiento.
En unos años,
será trabajo ya su juventud,
recuerdo el sentimiento,
ruina conyugal la noche que los quema;
El seguirá enseñando y persiguiendo
las brasas condenas.
«Poema del enamorado de la maestra», de Elsa Bornemann (poetiza argentina; 1952 – 2013)
Usted jamás va a saberlo
y es apenas una frase:
¿cómo escribir que la quiero
en un cuaderno de clase?
Usted nunca va a enterarse.
Es ancha esta pena mía…
¿Cómo contarle mi amor
con faltas de ortografía?
Usted pondrá “insuficiente”
a su alumno enamorado,
pues por volverla a tener
voy a repetir el grado.
Hay maestras y maestros a los que admiramos enormemente. A veces, esa admiración, se convierte en una especie de “amor platónico”. En este divertido poema de la autora argentina Elsa Bornemann, el hablante lírico es un alumno enamorado que desea transmitirle sus sentimientos a su profesora, pero no sabe cómo.
¿Cuándo se celebra este día en otros países?
Estas son las fechas en las que se celebra a los maestros:
- Argentina. 11 de septiembre, en conmemoración del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento.
- Bolivia: 6 de junio.
- Brasil: 15 de octubre
- Chile: 16 de octubre, coincide con el día de la creación del Colegio de Profesores de Chile (CPC) en 1974.
- Colombia. 15 de mayo
- Costa Rica: 22 de noviembre
- Cuba: 22 de diciembre
- Ecuador: 13 de abril
- El Salvador: 22 de Junio
- España. 27 de noviembre
- Guatemala: 25 de junio
- Honduras: 17 de septiembre
- México: 15 de mayo
- Nicaragua: 29 de Junio
- Panamá: 1 de diciembre
- Paraguay: 30 de abril
- Perú. 6 de julio
- Puerto Rico: segundo viernes de Mayo (antes del Día de la Madre)
- República Dominicana: 30 de junio
- Uruguay: 22 de septiembre
- Venezuela. 15 de enero
- USA. Estados Unidos: Primer martes de mayo (Festeja la Semana de Reconocimiento o Teacher Appreciation Week, en la primera semana completa de mayo).
- Albania: 7 de marzo
- Chequia: 28 de marzo
- Eslovaquia: 28 de marzo
- España: 27 de noviembre
- Grecia: 30 de enero
- Hungría: Primer domingo de junio.
- Polonia: 14 de octubre.
- Afganistán: 3 de abril
- Arabia Saudita: 28 de febrero
- Baréin: 28 de febrero
- Corea del Sur: 15 de mayo
- China: 10 de septiembre
- Emiratos Árabes Unidos: 28 de febrero
- India: 5 de septiembre
- Israel : 23 de kislev (tercer mes del calendario hebreo moderno, corresponde a septiembre)
- Jordania: 28 de febrero
- Malasia: 16 de mayo
- Omán: 28 de febrero
- Tailandia: 16 de enero, conmemorando la promulgación de la Ley del Maestro.
- Taiwán: 28 de septiembre
- Turquía: 24 de noviembre
- Vietnam: 20 de noviembre
- Yemen: 28 de febrero
Día Mundial de los Docentes:
- 5 de octubre: Proclamado por la UNESCO en 1994 para reconocer la labor docente a nivel global.