Francisco de Vitoria primer maestro argentino autorizado a ejercer la docencia por el cabildo el 01 de Agosto de 1605.
En un manuscrito que legó a la historia el doctor SATURNINO SEGUROLA, consta que el 1º de agosto de 1605 el ciudadano FRANCISCO VINIORA, pidió al Cabildo de Buenos Aires que se le admitiese como maestro de escuela y ofrecía enseñar a leer por un peso y a escribir y contar, por dos pesos. El historiador ZINNY asegura que dicho maestro, era en realidad FRANCISCO VICTORIA y que había presentado su ofrecimiento en 1601.
Tres años después, el 28 de julio de 1608, atento a no haber sufíciente número de niños para enseñar, VINIORA dejó de enseñar y el Cabildo nombró a un nuevo preceptor. Se llamaba FELIPE ARIAS DE MANSILLA y se le asignó un sueldo de cuatro pesos y medio anuales, para que enseñase a leer y nueve pesos para enseñar a escribir.
Esa pequeña escuela fue el primer paso que se dio para instruír al pueblo, la primera chispa que debía convertirse en luz, con la presencia de los jesuitas, hasta que después de la expulsión que éstos sufrieron el 2 de julio de 1767, por iniciativa del virrey VÉRTIZ, se fundara la Universidad.
Biblioteca Nacional De Maestros De La República Argentina:
Es fundamental destacar que con Francisco de Vitoria, la historia de nuestra educación echó sus bases de cultura en el Río de la Plata, maestros como Vitoria, Sarmiento, Almafuerte, Pizzurno, Estrada, Mercante y Rosario Vera Peñaloza entre muchos otros, honran la tradición de la escuela argentina.
Fotografía: Año 1605, la Santísima trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires, cuando Don Francisco Vitoria comenzó a dar clases. La vieja población de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires, en la ciudad fundada por Garay, los vecinos no llegaban al centenar y trabajaban para su crecimiento.
En este contexto, el 1º de agosto de 1605, el pionero de la educación le ofrece al Cabildo sus servicios como maestro de las primeras letras. En su solicitud aclara que si le ofrecían casa y justa retribución se ocuparía de impartir a los niños los conocimientos básicos.
Don Francisco de Vitoria fijó sus aranceles de la siguiente forma:
«Un peso mensual por la enseñanza de la lectura y dos pesos por la de la escritura y cuentas».
Sus condiciones fueron aceptadas y así se convirtió en el primer maestro argentino de los niños que con el tiempo conformarían la culta y pujante ciudad de Buenos Aires.
En el siglo XVII la enseñanza pasa a ser tarea de los religiosos y los conventos se transforman en escuelas. De ese modo: franciscanos, jesuitas, mercedarios y dominicanos por igual llevan adelante la tarea de mejorar la formación y el comportamiento de los ciudadanos (también conocida como tarea civilizadora).
Es fundamental destacar que con Francisco de Vitoria, la historia de nuestra educación echó sus bases de cultura en el Río de la Plata, maestros como Vitoria, Sarmiento, Almafuerte, Pizzurno, Estrada, Mercante y Rosario Vera Peñaloza entre muchos otros, honran la tradición de la escuela argentina.
Pero la historia muestra que la adjudicación mencionada al principio, sobre el título de “primer maestro argentino” no es tan simple.
Dado que se encontró el antecedente de Diego Rodríguez quien según, R. P. Guillermo Furlong, fue el primero en ejercer la docencia como se menciona en el folio del Archivo del Tribunal de Buenos Aires. Por lo cual podemos concluir que Francisco de Vitoria es el segundo maestro conocido y el primero anotado en las actas capitulares.
De este modo el tercer lugar, luego del debate anterior, es para Felipe Arias de Mansilla en 1608, quien antes de aceptar el cargo docente formuló algunas condiciones que el cuerpo capitular aceptó de inmediato. Testimonio que también se puede verificar en las páginas de Misteriosa Buenos Aires entre lo real y lo imaginario propuesto por Manuel Mujica Lainez.
Se encontró el antecedente de Diego Rodríguez quien según, Rvdo. Padre Guillermo Furlong (*), fue el primero en ejercer la docencia como se menciona en el folio del archivo del tribunal de Buenos Aires. Podemos concluir que Francisco de Vitoria es el segundo maestro conocido y el primero anotado en las actas capitulares.
(*)Guillermo Furlong Cardiff (Arroyo Seco, Provincia de Santa Fe, Argentina 1889 – Buenos Aires, Argentina 1974) fue un sacerdote jesuita e historiador argentino.